EL SOCIALISMO TRAGAVENADOS

EL SOCIALISMO TRAGAVENADOS

INTRODUCCIÓN
Para nadie es un secreto a nivel mundial lo que está ocurriendo en Venezuela en los últimos años acerca de la escasez de productos de primera necesidad, gracias a las políticas económicas equivocadas aplicadas por los últimos gobiernos autollamados socialistas. En el año en curso (2015) la escasez se ha incrementado a niveles desproporcionados haciendo que esto produzca en todo el país una situación deprimente de largas y descomunales colas. En el presente relato no se pretende hacer una burla de la gente que día a día trata de sobrevivir adquiriendo su comida y demás productos para su vida cotidiana. Es en sí un pequeño panorama de lo dramático y absurdo en que caen las personas, inocentemente, gracias a las acciones retorcidas llevadas a cabo por los que están en el poder. Sospechamos que esto algún día, más temprano que tarde, se acabará, y le servirá como experiencia al pueblo venezolano y a los demás pueblos del mundo para que no crean en falsos mesías y mucho menos en ningún tipo de socialismo trasnochado e inútil.
LOS PERSONAJES
Hay varios hombres. Ninguno tiene nombre. Se enumeran según el orden de entrada en el escenario: Hombre 1, Hombre 2, etc. Uno de ellos es un hombre visiblemente borracho. Otro es un ladrón que hace entrada al final de la historia. Hay varias mujeres. Se enumeran también según el orden de entrada en escena. Una de ellas lleva un nene en los brazos, otra es una anciana.
EL ESCENARIO
Es una calle. Hay una puerta en el lado derecho. Hay dos ventanas hacia el lado izquierdo. La fila o cola de gente se extenderá desde la izquierda hacia la derecha.


PARTE ÚNICA
Un hombre hace entrada en el escenario. Escudriña como el que busca una dirección.
HOMBRE 1
                 Creo que es aquí.
Hace entrada un segundo individuo.
HOMBRE 2
                 Buenos días.
HOMBRE 1
                 Buenos días
HOMBRE 2
                 ¿Será es aquí donde van a vender?
HOMBRE 1
                 Creo que sí. Me dijeron que era en una puerta azul.
HOMBRE 2
                 Parece que van a vender leche en polvo.
HOMBRE 1
                 A mí me dijeron que venderían harina de maíz.
HOMBRE 2
                 A fin de cuentas, se pueden comprar las dos cosas. Mi pobre nieto no tiene leche    para su tetero. Se alimenta a punta de licuados de frutas y verduras.
HOMBRE 1
                 De seguir así nos volveremos iguanas, comeremos puro monte.
Llega una mujer. Saluda y se coloca de tercera.

MUJER 1
                 ¿Aquí es donde venderán el detergente?
HOMBRE 2
                 Nos dijeron que se trataba de leche o de harina de maíz. Ahora bien, si van a vender jabón, este podría ser un feliz día.
Hace entrada una segunda mujer y se pone en la cola sin expresar ni una palabra. Luego entra una pareja (Hombre 3 y Mujer 3).
HOMBRE 3
                 Buenas. ¿Aquí es donde van a vender pañales?
HOMBRE 1
                 En verdad ya no estamos seguros de qué cosas son las que van a vender aquí. No se sabe si es leche, harina, jabón o pañales. Veremos. Cualesquier cosa escasa se puede comprar para luego hacer trueque con los vecinos.
MUJER 3
                 Quiera Dios y vendieran varias cosas.
HOMBRE 3
(A su mujer)
                 De ser así necesitaremos más dinero en efectivo. Manda un mensaje por el móvil para que nos traigan más plata.
MUJER 3
Okey
Llega una mujer con un bebé en los brazos.

MUJER 4
                 Buenos días. Por favor, ¿aquí es donde van a vender pañales y papel higiénico?
HOMBRE 3
                 Se sospecha que van a vender varias cosas, señora.
MUJER 4
                 Gracias.
HOMBRE 2
                 Las mujeres con niños en los brazos deben tomar los primeros puestos de las colas. Lo dice la ley.
HOMBRE 1
                 Lo siento, pero no me vengan con eso. Por mi parte yo no le voy a ceder mi lugar.
(Voltea hacia el Hombre 2)
                 Si usted quiere, intercambie el puesto con ella.
HOMBRE 2
                 Está bien. Señora, véngase usted para acá. A la final, todos estamos cerca.
El Hombre 2 y la Mujer del bebé intercambian posiciones.
MUJER 4
                Gracias, señor. Muy amable. Todavía quedan personas amables en este mundo de locos.
Hace entrada una mujer mayor caminando apoyada con un bastón.
LA ANCIANA
                 ¿Qué van a vender aquí?
HOMBRE 3
                 Posiblemente leche, harina de maíz, jabón…
LA ANCIANA
                 ¡Qué calamidad! En mis 85 años de vida nunca había visto tanta desdicha en mi país. Y eso se debe a los cantos de sirenas de los políticos malandros que nos tienen las patas encima.
HOMBRE 3
                 Sí, señora. Hemos sido engañados. Se le creyó al que llegó criticando a los ladrones de antes y resultó que él mismo y sus compinches tenían las espuelas mucho más largas.
MUJER 2
                 Pero no critiquen tanto. ¿Ustedes no saben que a este país le tienen una guerra económica la oligarquía junto al imperialismo yanqui? Toda esta situación es el resultado de un saboteo contra la revolución.
LA ANCIANA
(A la mujer 2)
                 Señora, se ve que usted cree bastante en las mentiras de los corruptos de turno. La guerra económica es la que ellos le han echado encima al pueblo. ¿Por qué? Por las miles de metidas de pata que han cometido: expropiaciones, amenazas a empresarios criollos y extranjeros; y debido además a la imposición de miles de controles que lo que hacen es crear desempleo, escasez y hambre.
MUJER 2
                 Prefiero no discutir con personas mayores.
HOMBRE 2
(A la mujer 2)
                 Bueno, discuta entonces conmigo. La señora tiene razón: aquí se habla de un socialismo que no es más que hambre y miserias para los pendejos. Mientras que los de arriba son los que viven las bondades y placeres del capitalismo con millones de dólares robados a la nación y depositados en cuentas en bancos extranjeros.
Hace entrada un nuevo individuo.
HOMBRE 4
                 Buenos días. Por favor, ¿qué van a vender?
HOMBRE 2
                 Parece que varios productos, pero aún no estamos seguros. Esperemos a que abran.
HOMBRE 4
(Hablando por el celular)
                 Hola, mi amor. Por favor vente para acá, al frente del supermercado La Pelazón. Trae suficiente plata y vente junto a los tres muchachos y a mis dos sobrinas. Okey, los espero por aquí.
Aparece un borracho cantando.
EL BORRACHO
                “La juma de ayer ya se me pasó, y esta nueva juma la cargo hoy…”
Camina y se coloca al lado del primero de la fila.
                Por favor, señor, téngase la bondad, ¿qué venderán aquí?
HOMBRE 1
                 Una botella de ron por persona

EL BORRACHO
                 Ay, muy gracioso su chiste, muy gracioso. Si supiera que para el aguardiente no se hace cola, el problema es con lo demás. Y es lo que yo le digo a mi mujer: “Mi amor, no conseguí nada, a excepto de la botellita que me acabo de tragar”.
HOMBRE 1
                 Van a vender harina de maíz para la arepa.
EL BORRACHO
                 Ah, qué bien. Sería bueno llegar a la casa no solo con la juma, sino también con la arepa.
HOMBRE 1
                 Sí, pero mejor acomódese de último en la cola, porque si creen que se está coleando le pueden caer a patadas.
EL BORRACHO
                 Okey, viejo. Gracias.
En ese momento el Hombre 2 se desmaya y se cae bocarriba en medio del escenario. El borracho se agacha y le examina torpemente los signos vitales. Le toca el cuello, el pulso y le pone el oído en el pecho.

EL BORRACHO
(Se persigna y se levanta a duras penas)
                 Dios santo. Este hombre acaba de morir.
HOMBRE 4
(Hablando por el celular)
                 Por favor, envíen una ambulancia al frente del supermercado La Pelazón. Un hombre acaba de caer inconsciente.
LA ANCIANA
¿Será verdad que ha muerto?
EL BORRACHO
                 No le escuché los latidos. No puede ser otra cosa. Yo hice el primer año de medicina. No me gradué porque me echaron de la universidad.
En eso hace entrada un predicador evangélico con una biblia en las manos.
PREDICADOR
                 Buenos días, hermanos en Dios Todopoderoso. Todas estas tribulaciones son una clara señal de que el fin se acerca. Está escrito en los evangelios. Por eso, hermanos, no menosprecien la palabra de Dios. Lo pueden leer en Mateo 24: “…se levantará nación contra nación y habrá reino contra reino y habrá pestes y hambres. Y todo esto será principio de dolores”. Esto quiere decir, señores, que nos esperan cosas más feas todavía. No nos queda más que mirar hacia Dios y pedirle que acorte estos tiempos difíciles, aunque no merezcamos su bondad infinita. Hagan las colas en pos del alimento propio y el de sus hijos, pero también miren al cielo y busquen el alimento espiritual. No salven solo sus cuerpos, salven también sus espíritus. Que Dios los bendiga a todos.
El Predicador se retira y en ese instante entra un ladrón con pistola en mano.
EL LADRÓN
                 ¡Arriba las manos! ¡Esto es un asalto! Entréguenme la plata y sus celulares. ¡Rápido!
EL BORRACHO
                 Amigo, te voy a dar toda la plata menos lo del precio de la harina. Si no mi mujer me mata.
EL LADRÓN
                 ¡Dame toda tu plata, imbécil! Porque el que te va a matar soy yo.
EL BORRACHO
                 Okey, okey, tranquilo.
El ratero recorre la cola echando dinero y teléfonos en una bolsa y luego huye corriendo.
HOMBRE 1
                 Qué vaina tan jodida. Se pierde la plata y se pierde el tiempo. Se pierde todo. Se pierden casi hasta las esperanzas.
Al fin, la puerta azul se abre y se asoma un anciano.
HOMBRE 1
                 Buenos días, señor. ¿Usted es el que va a vender leche?
EL ANCIANO
                 ¿Qué? ¿Quién les dijo ese embuste? Se equivocaron, señores. Aquí no se vende nada. Debe ser en otro lado.
Todos se retiran. El único que queda es el hombre que está tirado en el piso bocarriba. Pero de pronto este comienza a despertarse, y se levanta maltrecho.
HOMBRE 2
                 ¿Cuánto tiempo pasaría yo allí tirado? Un día de estos me va a agarrar fácilmente la pelona. Soy epiléptico, y la medicina para este mal casi no se consigue, porque aquí no solo escasea la comida. No hay de aquello ni de lo otro. Qué “maravilla” este socialismo de las colas y del hambre. El socialismo es como un animal alargado, una serpiente tragavenados que asfixia a sus propias víctimas. El socialismo bolivariano es una verdadera gran cagada. Menos mal que no hay mal que dure cien años.


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