EL BURRO DE FRIDO

EL BURRO DE FRIDO
Escrito por: © Enrique Santiago

INTRODUCCIÓN
Esta es una breve historia donde las escenas giran en torno a la infidelidad de un marido, a partir de lo cual se genera una serie de situaciones desagradables, gracias al tipo de venganza que lleva a cabo la amante del que pone los cuernos.

PERSONAJES
FRIDO: Esposo de Rita, dueño de la casa donde ocurre la historia.
RITA: Esposa de Frido.
GALO: Vecino amigo de Rita y Frido.
JUSTO: Padre de Rita, esposo de Clara.
CLARA: Esposa de Justo, madre de Rita.
UNA MUJER: Personaje que entrega algo a Rita al final del relato. 

PRIMERA PARTE
Hay un burro en la mitad de la sala. Entra Frido.
FRIDO
         ¿Qué significa esto? Un burro en la mitad de la sala de mi casa. ¿Quién trajo este animal?
RITA
(Entrando)
         Hola, querido. Me pareció que estabas hablando.

FRIDO
         Sí, hablaba solo. Y me preguntaba a mí mismo qué significa este animal aquí en medio de la sala de nuestra casa.
RITA
         Bueno, por ahí lo trajo una mujer llamada Dora. Me dijo que te lo dejaba a cambio de una deuda, de una plata que ella te debía.
FRIDO
(Su rostro emite cierta sorpresa)
         ¿Dora, me dijiste?
RITA
         Sí. Dora. Por cierto es una dama de muy buena presencia. Y sería interesante saber qué negocios tenías tú con esa dama, ya que me parece que está pagando en especies de una manera muy original.
FRIDO
(Algo nervioso)
         Bueno, bueno, Rita, la señora Dora me debía un dinero que le presté. No es nada anormal. Lo que sí es algo fuera de lo común es que me pague de esta manera sin mi consentimiento. En ningún momento quedé de acuerdo con ella en que me pagara en especies, y mucho menos trayéndome un pollino a mi propia casa.
RITA
         Bueno, Frido, en cuanto a pago en especies, es mejor que te cancelen de esta manera a que la tipa ofrezca a cambio otro tipo de favores.
FRIDO
         Por favor, Rita. Sabes muy bien que no miraría con lujuria a otra mujer.

RITA
         Ja ja ja. Quizás fue lo mismo que le dijo el rey David a su esposa, y mira lo que le pasó luego por andar mirando hacia atrás de su apartamento.
FRIDO
         Ay, Rita. En aquella época no existían los apartamentos… Y deja ya el sarcasmo.
RITA
         ¿Y ahora qué piensas hacer con el burro?
FRIDO
         En realidad, por ahora no se me ocurre nada. Aunque lo primero que debemos hacer es sacarlo hacia el patio, antes de que deje perfumada la sala con unos kilos de estiércol.
RITA
         “Debemos” es mucha gente. Toma tu animal y ve con él a otro lado Sería buena idea que lo colocaras en el patio trasero, ya que el césped ya está lo suficientemente alto como para que lo corten.
FRIDO
 Voy a preguntarle a Galo a ver si sabe quién me puede comprar este animal, aunque sea a precio de gallina flaca. ¿Cómo ha hecho esa señora para traer un burro hasta el medio de la ciudad?
RITA
         La respuesta puede ser simple, Frido, ella se vino montada sobre el pollino.
FRIDO
        No creo. Las mujeres son muy pretenciosas como para andar sobre el lomo de los burros. Tal vez lo trajo sobre una camioneta.
RITA
         ¿Y de qué se trata? ¿Es un burro varón o es burrita?
FRIDO
(Reparando al animal por debajo)
          Indudablemente que es macho. Eso que tiene allí se pone más o menos así de grande (extiende los brazos) cuando el bicho está enamorando a su pareja.
RITA
(Riendo)
        ¿Verdad? ¡Guau!  Santo Dios. ¿Cómo será eso? Si a veces yo siento que me roza el hígado lo que apenas tú tienes.
FRIDO
         Bueno, mi amor, no sé si te quedas con el burro para ver qué más puedes sentir.
RITA
         Deja la ironía. Cada oveja con su pareja. El hombre con la mujer y el toro con la vaca.
FRIDO
(Jalando al animal)
         Me llevo el bicho hacia el patio, mientras tanto.





SEGUNDA PARTE
RITA
(Hablando sola en la sala)
         ¿Quién sabe en qué vaina se habrá metido este maridito que yo tengo? Una mujer de pinta extraña llega a la casa a pagar una deuda con un burro. Esto es un misterio. Por lo general, una mujer así paga es abriéndole las piernas a un hombre. Es la manera más fácil de pagar. Así no hay ningún muerto y nadie queda herido, porque eso no es jabón que se desgasta; claro, siempre y cuando se tomen ciertas precauciones, ya que un embarazo no es buen negocio hoy en día. Los bebés se pusieron como los automóviles: bastante caros. Que si la leche, la ropita, los pañales desechables, las medicinas… Todo está por las nubes.
Tocan la puerta.
RITA
¡Adelante!
GALO
         Buenas tardes, Rita. ¿Dónde está Frido? Me llamó por teléfono hace unos minutos.
RITA
         Está dándole de comer a su burro.
GALO
         ¿A mi burro?
RITA
         No, al burro, al animal que le trajeron esta mañana.
GALO
         ¿Y eso? ¿Fue que le robaron el carro y ahora compró un jumento?
RITA
         No, Galo. Una mujer llegó esta mañana y le dejó un burro a mi marido dizque por una plata que le debía.
GALO
         Buena manera de pagar en especies, ¿no?
RITA
         Lo mismo pienso yo.
FRIDO
(Entrando)
         Hola, Galo.
GALO
         Bueno, ¿para qué soy bueno? Me acaba de decir Rita que ahora te vas a meter a jockey.
FRIDO
         No te burles, loco. Dime si conoces a algún granjero en las afueras de la ciudad adonde podamos rematar al burro que me dejaron.
RITA
(Se retira)
         Con permiso, voy a descansar unos minutos.
GALO
         Adelante.
FRIDO
         Cónchale, Galo. Tremenda vaina me ha echado la amante de mi suegro. Vino y me  dejó a un burro con mi mujer. Ahora yo ando de alcahuete quedándome en silencio, porque el que le debe hasta el alma a ese puto viejo soy yo mismo. Quién sabe qué rabia agarró la mujer con mi suegro y actuó de esa manera.
GALO
         Bueno, conozco a alguien que al menos te puede guardar el pollino. Lo podemos llevar hasta allá en mi camioneta.
Tocan la puerta.
FRIDO
         Adelante.
JUSTO
(Entra tambaleándose)
         Buenas tardes, caballeros.
FRIDO
         Don Justo, mi suegro. Mire en qué estado anda.
GALO
         Anda con la juma de hoy.
JUSTO
         Fino, Galo. Esa es una bella canción de cuando yo era mozo: “La juma de ayer ya se me pasó, y la nueva juma la cargo hoy”. Una bella canción interpretada por Henry Fiol.
GALO
        También hay otra que dice: “Ah, cuerpo cobarde, cómo se menea, yo cargo una pea…”


FRIDO
(Mirando a los lados)
          Don Justo, la amante suya, la tal Dora, vino esta mañana y me dejó un burro con Rita, dijo que me saldaba una deuda con el burro.
JUSTO
(Riendo)
          Puta de mierda. Metiendo en problemas a los demás. Se puso brava nomás porque le negué unos miles para que su hija consentida se comprara una serie de cosas para salvar las apariencias. Bueno, esa aventurilla llegó a su fin. Con lo del burro se acabó todo. Recuerdo que una vez me dijo: “Mira, Justito, el día que te lleve un burro, eso será para que te mames lo que al burro le sobra y a ti te falta, y ese será el fin de lo nuestro”. Qué románticas son todas las putas. Coño, menos mal que trajo al burro a casa de mi hija y no a casa de mi mujer.
CLARA
(Entrando de repente)
¡Eso es lo que tú crees, desgraciado! La puta que estás mencionando fue a mi casa y dejó una burra en el jardín, y me dijo: “Señora, dígale a su fiel esposo que aquí le dejo una burra para que, cuando se canse de usted, en vez de ir a montarme a mí, que mejor monte a la burra”.
JUSTO
         Coño, ahora sí fue verdad que me jodí. Menos mal que ando borracho y las palabras de la Clara no me duelen tanto en los oídos. Si no, creo que quedaría muerto de una vez por todas.
CLARA
(Llorando)
         Nunca cambiaste, Justo. Nunca cambiaste. Una y otra loca, siempre lo mismo. Nunca me valoraste.
GALO
         Bueno, Frido, llevémonos al burro a la finca de mi amigo.
CLARA
         Frido, Galo, pasen por mi casa y recojan también a la burra, y apúrense, antes de que se coma las rosas del jardín.

TERCERA PARTE
Clara está en el sofá. Rita entra con dos tazas de té.
CLARA
         Gracias, hija. El té le alivia a una los dolores. No tanto los dolores del cuerpo, sino los dolores del espíritu.
RITA
         ¿Y mi padre?
CLARA
         Hace un mes que no sé de él. Desde el día del asunto de los burros se desapareció del mapa. No me ha llamado, ni yo a él.
RITA
         Hace dos semanas me llamó para pedirme perdón. No supe qué responderle. No soy quien para juzgar a mi padre. Siempre sentí un profundo respeto por él, muy a pesar de los rumores que me llegaban acerca de su infidelidad.
Tocan la puerta.

RITA
           Adelante.
Hace entrada Justo. Se queda detenido unos segundos en la puerta.
JUSTO
         Buenas tardes.
CLARA
         Eran buenas.
RITA
         Hola, padre. ¿Cómo has estado?
JUSTO
          Bien, hija.
RITA
          Entra, papá. Déjame servirte un té o un cafecito.
JUSTO
          No, hija. No te preocupes. He llegado en muy mal momento. Me voy de vuelta.
CLARA
         No, Justo. No es tan mal momento. Ya no te voy a insultar. Ya los insultos se acabaron. No vale la pena. Simplemente tú y yo ya no volveremos a estar juntos. Acaba de entrar y bébete algo, anda.
Justo se retira en silencio.
CLARA
         ¿Ves? Es un cobarde. Le teme a todo lo malo que ha hecho. Todo eso se le cae encima, como un balde de agua fría. Soy para él como un espanto, algo que entra por los ojos y golpea muy fuerte en el corazón. Es duro para él, es duro para el que tiene aunque sea una pizca de vergüenza. Y su imagen es para mí como la de un perol en decadencia; como el objeto que se desprecia por ya no ser útil.
Suena la puerta. Una mujer entra con un gallo en las manos.
LA MUJER
        Buenas tardes, por favor, dígale usted al señor Frido que aquí le manda este gallo la señorita Petra. Hasta luego.
RITA
         Bueno, madre, en caso de que te dejen allá en tu jardín una gallina, no te vayas a preocupar. En vez de darle vueltas a la cabeza, mejor haces un sancocho con la gallina y me invitas. Si no, te llevo este gallo para allá para tener unos huevos caseros asegurados.
CLARA
         Esperamos que esto no signifique una cosa fea como las muchas que me han ocurrido. Sí, hija mía. Si no hay sopa de gallina, habrá sopa de gallo; si no, habrá huevo tras huevo y quizás pollitos.

FIN



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