INTRODUCCIÓN
Esta es una breve historia donde las escenas giran en torno a la
infidelidad de un marido, a partir de lo cual se genera una serie de
situaciones desagradables, gracias al tipo de venganza que lleva a cabo la
amante del que pone los cuernos.
PERSONAJES
FRIDO: Esposo de Rita, dueño de la casa donde ocurre la historia.
RITA: Esposa de Frido.
GALO: Vecino amigo de Rita y Frido.
JUSTO: Padre de Rita, esposo de Clara.
CLARA: Esposa de Justo, madre de Rita.
UNA MUJER: Personaje que entrega algo a Rita al final del relato.
PRIMERA PARTE
Hay un burro en la mitad de la sala. Entra Frido.
FRIDO
¿Qué significa esto? Un burro en la mitad de
la sala de mi casa. ¿Quién trajo este animal?
RITA
(Entrando)
Hola, querido. Me pareció que estabas
hablando.
FRIDO
Sí, hablaba solo. Y me preguntaba a mí
mismo qué significa este animal aquí en medio de la sala de nuestra casa.
RITA
Bueno, por ahí lo trajo una mujer
llamada Dora. Me dijo que te lo dejaba a cambio de una deuda, de una plata que
ella te debía.
FRIDO
(Su rostro emite cierta sorpresa)
¿Dora, me dijiste?
RITA
Sí. Dora. Por cierto es una dama de muy
buena presencia. Y sería interesante saber qué negocios tenías tú con esa dama,
ya que me parece que está pagando en especies de una manera muy original.
FRIDO
(Algo nervioso)
Bueno, bueno, Rita, la señora Dora me debía un
dinero que le presté. No es nada anormal. Lo que sí es algo fuera de lo común
es que me pague de esta manera sin mi consentimiento. En ningún momento quedé
de acuerdo con ella en que me pagara en especies, y mucho menos trayéndome un
pollino a mi propia casa.
RITA
Bueno, Frido, en cuanto a pago en especies, es
mejor que te cancelen de esta manera a que la tipa ofrezca a cambio otro tipo
de favores.
FRIDO
Por favor, Rita. Sabes muy bien que no miraría
con lujuria a otra mujer.
RITA
Ja ja ja. Quizás fue lo
mismo que le dijo el rey David a su esposa, y mira lo que le pasó luego por
andar mirando hacia atrás de su apartamento.
FRIDO
Ay, Rita. En aquella época no existían los
apartamentos… Y deja ya el sarcasmo.
RITA
¿Y ahora qué piensas hacer con el burro?
FRIDO
En realidad, por ahora no se me ocurre nada.
Aunque lo primero que debemos hacer es sacarlo hacia el patio, antes de que
deje perfumada la sala con unos kilos de estiércol.
RITA
“Debemos” es mucha gente. Toma tu
animal y ve con él a otro lado Sería buena idea que lo colocaras en el patio
trasero, ya que el césped ya está lo suficientemente alto como para que lo
corten.
FRIDO
Voy a preguntarle a Galo a ver si
sabe quién me puede comprar este animal, aunque sea a precio de gallina flaca.
¿Cómo ha hecho esa señora para traer un burro hasta el medio de la ciudad?
RITA
La respuesta puede ser simple, Frido, ella se
vino montada sobre el pollino.
FRIDO
No creo. Las mujeres son
muy pretenciosas como para andar sobre el lomo de los burros. Tal vez lo trajo
sobre una camioneta.
RITA
¿Y de qué se trata? ¿Es un burro varón
o es burrita?
FRIDO
(Reparando al animal por debajo)
Indudablemente que es
macho. Eso que tiene allí se pone más o menos así de grande (extiende los
brazos) cuando el bicho está enamorando a su pareja.
RITA
(Riendo)
¿Verdad?
¡Guau! Santo Dios. ¿Cómo será eso? Si a veces yo siento que me roza
el hígado lo que apenas tú tienes.
FRIDO
Bueno, mi amor, no sé si te quedas con
el burro para ver qué más puedes sentir.
RITA
Deja la ironía. Cada oveja con su
pareja. El hombre con la mujer y el toro con la vaca.
FRIDO
(Jalando al animal)
Me llevo el bicho hacia
el patio, mientras tanto.
SEGUNDA PARTE
RITA
(Hablando sola en la sala)
¿Quién sabe en qué vaina se habrá metido este
maridito que yo tengo? Una mujer de pinta extraña llega a la casa a pagar una
deuda con un burro. Esto es un misterio. Por lo general, una mujer así paga es
abriéndole las piernas a un hombre. Es la manera más fácil de pagar. Así no hay
ningún muerto y nadie queda herido, porque eso no es jabón que se desgasta;
claro, siempre y cuando se tomen ciertas precauciones, ya que un embarazo no es
buen negocio hoy en día. Los bebés se pusieron como los automóviles: bastante
caros. Que si la leche, la ropita, los pañales desechables, las medicinas… Todo
está por las nubes.
Tocan la puerta.
RITA
¡Adelante!
GALO
Buenas tardes, Rita. ¿Dónde está Frido?
Me llamó por teléfono hace unos minutos.
RITA
Está dándole de comer a su burro.
GALO
¿A mi burro?
RITA
No, al burro, al animal que le trajeron
esta mañana.
GALO
¿Y eso? ¿Fue que le robaron el carro y
ahora compró un jumento?
RITA
No, Galo. Una mujer llegó esta mañana y
le dejó un burro a mi marido dizque por una plata que le debía.
GALO
Buena manera de pagar en especies, ¿no?
RITA
Lo mismo pienso yo.
FRIDO
(Entrando)
Hola, Galo.
GALO
Bueno, ¿para qué soy bueno? Me acaba de decir
Rita que ahora te vas a meter a jockey.
FRIDO
No te burles, loco. Dime si conoces a algún
granjero en las afueras de la ciudad adonde podamos rematar al burro que me
dejaron.
RITA
(Se retira)
Con permiso, voy a descansar unos minutos.
GALO
Adelante.
FRIDO
Cónchale, Galo. Tremenda vaina me ha
echado la amante de mi suegro. Vino y me dejó a un burro con mi
mujer. Ahora yo ando de alcahuete quedándome en silencio, porque el que le debe
hasta el alma a ese puto viejo soy yo mismo. Quién sabe qué rabia agarró la
mujer con mi suegro y actuó de esa manera.
GALO
Bueno, conozco a alguien que al menos
te puede guardar el pollino. Lo podemos llevar hasta allá en mi camioneta.
Tocan la puerta.
FRIDO
Adelante.
JUSTO
(Entra tambaleándose)
Buenas tardes, caballeros.
FRIDO
Don Justo, mi suegro. Mire en qué
estado anda.
GALO
Anda con la juma de hoy.
JUSTO
Fino, Galo. Esa es una bella canción de
cuando yo era mozo: “La juma de ayer ya se me pasó, y la nueva juma la cargo
hoy”. Una bella canción interpretada por Henry Fiol.
GALO
También hay otra que dice:
“Ah, cuerpo cobarde, cómo se menea, yo cargo una pea…”
FRIDO
(Mirando a los lados)
Don Justo, la amante
suya, la tal Dora, vino esta mañana y me dejó un burro con Rita, dijo que me
saldaba una deuda con el burro.
JUSTO
(Riendo)
Puta de mierda. Metiendo
en problemas a los demás. Se puso brava nomás porque le negué unos miles para
que su hija consentida se comprara una serie de cosas para salvar las
apariencias. Bueno, esa aventurilla llegó a su fin. Con lo del burro se acabó
todo. Recuerdo que una vez me dijo: “Mira, Justito, el día que te lleve un
burro, eso será para que te mames lo que al burro le sobra y a ti te falta, y
ese será el fin de lo nuestro”. Qué románticas son todas las putas. Coño, menos
mal que trajo al burro a casa de mi hija y no a casa de mi mujer.
CLARA
(Entrando de repente)
¡Eso es lo que tú crees, desgraciado! La puta que estás mencionando fue
a mi casa y dejó una burra en el jardín, y me dijo: “Señora, dígale a su fiel
esposo que aquí le dejo una burra para que, cuando se canse de usted, en vez de
ir a montarme a mí, que mejor monte a la burra”.
JUSTO
Coño, ahora sí fue verdad que me jodí.
Menos mal que ando borracho y las palabras de la Clara no me duelen tanto en
los oídos. Si no, creo que quedaría muerto de una vez por todas.
CLARA
(Llorando)
Nunca cambiaste, Justo. Nunca cambiaste. Una y
otra loca, siempre lo mismo. Nunca me valoraste.
GALO
Bueno, Frido, llevémonos al burro a la finca
de mi amigo.
CLARA
Frido, Galo, pasen por mi casa y recojan
también a la burra, y apúrense, antes de que se coma las rosas del jardín.
TERCERA PARTE
Clara está en el sofá. Rita entra con dos tazas de té.
CLARA
Gracias, hija. El té le alivia a una
los dolores. No tanto los dolores del cuerpo, sino los dolores del espíritu.
RITA
¿Y mi padre?
CLARA
Hace un mes que no sé de él. Desde el día del
asunto de los burros se desapareció del mapa. No me ha llamado, ni yo a él.
RITA
Hace dos semanas me llamó para pedirme perdón.
No supe qué responderle. No soy quien para juzgar a mi padre. Siempre sentí un
profundo respeto por él, muy a pesar de los rumores que me llegaban acerca
de su infidelidad.
Tocan la puerta.
RITA
Adelante.
Hace entrada Justo. Se queda detenido unos segundos en la puerta.
JUSTO
Buenas tardes.
CLARA
Eran buenas.
RITA
Hola, padre. ¿Cómo has estado?
JUSTO
Bien, hija.
RITA
Entra, papá. Déjame servirte un té o
un cafecito.
JUSTO
No, hija. No te preocupes. He llegado en muy
mal momento. Me voy de vuelta.
CLARA
No, Justo. No es tan mal momento. Ya no
te voy a insultar. Ya los insultos se acabaron. No vale la pena. Simplemente tú
y yo ya no volveremos a estar juntos. Acaba de entrar y bébete algo, anda.
Justo se retira en silencio.
CLARA
¿Ves? Es un cobarde. Le teme a todo lo
malo que ha hecho. Todo eso se le cae encima, como un balde de agua fría. Soy
para él como un espanto, algo que entra por los ojos y golpea muy fuerte en el
corazón. Es duro para él, es duro para el que tiene aunque sea una pizca de
vergüenza. Y su imagen es para mí como la de un perol en decadencia; como el
objeto que se desprecia por ya no ser útil.
Suena la puerta. Una mujer entra con un gallo en las manos.
LA MUJER
Buenas tardes, por favor,
dígale usted al señor Frido que aquí le manda este gallo la señorita Petra.
Hasta luego.
RITA
Bueno, madre, en caso de que te dejen allá en
tu jardín una gallina, no te vayas a preocupar. En vez de darle vueltas a la
cabeza, mejor haces un sancocho con la gallina y me invitas. Si no, te llevo
este gallo para allá para tener unos huevos caseros asegurados.
CLARA
Esperamos que esto no signifique una
cosa fea como las muchas que me han ocurrido. Sí, hija mía. Si no hay sopa de
gallina, habrá sopa de gallo; si no, habrá huevo tras huevo y quizás pollitos.
FIN
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