CONDENADOS AL MARTIRIO

CONDENADOS AL MARTIRIO
Escrito por: © Enrique Santiago



INTRODUCCIÓN

En la presente historia se hacen dos juicios al estilo de los tiempos modernos. Los sentados en la silla de los acusados son en primer lugar Poncio Pilatos, y, en segundo término, José Caifás. Se les acusa a ambos como culpables directos de la muerte de Cristo. A lo largo de la narración, se ponen de manifiesto una serie de argumentos que favorecen tanto a acusadores como a  acusados. Para el primer juicio no se llega a nada en concreto, mientras que para el segundo se llega a un veredicto y a una condena bastante original.

LOS PERSONAJES

El Juez: Interviene en los dos juicios.
El Fiscal: Interviene en ambos juicios.
Poncio Pilatos: Gobernador de la provincia de Judea en tiempos del Imperio Romano.
Abogado defensor: Interviene en los dos juicios.
Barrabás: Personaje barbudo y harapiento, criminal, expresidiario.
Miembros del jurado en juicio de Pilatos: Fidel Castro, Adolf Hitler, José Stalin, Augusto Pinochet y otros desconocidos.
Periodista: Personaje que interviene en el cierre de cada uno de los dos juicios; dice llamarse Diego de la Vega.
Camarógrafo: Acompañante del periodista.
Caifás: Exjefe de los sacerdotes del templo de Dios en Jerusalén, tiempos de Cristo.
Nicodemo: Maestro versado en las Antiguas Escrituras, formó parte del grupo de sacerdotes y sabios que decidieron la muerte de Jesús.
Miembros del jurado del segundo juicio: Batman, Superman, Hombre Araña, Mujer Maravilla y otros desconocidos.

ACTO I
JUEZ
    Señoras y señores, muy buenos días. Nos hemos reunido en el día de hoy para juzgar públicamente al Sr. Poncio Pilatos, exgobernador de la provincia de Judea del imperio romano. Tiene la palabra el Sr. Fiscal.
FISCAL
    Muy buenos días. El cargo por el que se le acusa al señor aquí presente es por homicidio en segundo grado, tras lo cual fue cegada la vida de Jesús de Nazareth, hijo de José y María. Quien fue crucificado vilmente sin haber cometido absolutamente delito alguno. Se le acusaba por cosas que ni siquiera ofendían a las autoridades romanas que sitiaban aquella región. Sr. Pilatos, ¿cómo se declara usted ante tan injusto acontecimiento, culpable o inocente?
PILATOS
   Me declaro inocente.
FISCAL
   ¿Por qué?
ABOGADO DEFENSOR
Protesto, Sr. Juez. Soy yo el que debe explicar acerca de la inocencia de este hombre.
JUEZ
    Aceptada la objeción. Responda usted entonces en lugar del acusado.
DEFENSOR
   El Sr. Pilatos es inocente porque no fue él quien mandó a matar a Jesús, fueron los sacerdotes judíos, con José Caifás a la cabeza.
FISCAL
  ¿Pero quién tenía el máximo poder en el momento? ¿No era Pilatos el que estaba en la cúspide? ¿Quién podía dar la última palabra? He ahí la clave: la última palabra.



DEFENSOR
   Estoy de acuerdo con eso de la palabra clave. Pero vamos a traer a un testigo para que nos ilustre bien el escenario de aquellos instantes relacionados con el juicio a Jesús.
JUEZ
   Hagan pasar al testigo. (Hace entrada un hombre barbudo y harapiento).
DEFENSOR
(Preguntando al testigo)
    ¿Cuál es su nombre?
TESTIGO
   Barrabás, hijo de Salmón.
DEFENSOR
   Sr. Barrabás, en aquel nefasto y desatinado momento en que Pilatos mandaba a escoger entre usted y Jesús, ¿cuántos soldados romanos había en torno al gobernador?
BARRABÁS
  Creo que unos diez o doce, más o menos.
DEFENSOR
  Y más o menos, ¿cuántas personas venían detrás de los sacerdotes?
BARRABÁS
  No sé decirle. Lo cierto es que eran muchos, pues acuérdese que en aquellos momentos se celebraba la Pascua Judía y se aglomeraban centenares de personas en Jerusalén.
DEFENSOR
 Es todo, Sr. Barrabás. Puede retirarse. (Pausa). Está claro, pues. Diez o doce soldados podían haber sido aplastados por aquella multitud.
FISCAL
  ¿Para qué esta suposición? A fin de cuentas, Pilatos le mandó a matar.
DEFENSOR
 Pilatos fue presionado por los sacerdotes. Los sacerdotes animaron a la multitud para que dijeran que liberaran a Barrabás en vez de Jesús. La situación se volvió demasiado tensa. A Pilatos le pareció buena idea lo de mandar a escoger a uno de los dos condenados, pero no le resultó bien.
FISCAL
 Y decidió lavarse las manos. Como queriendo decir: No quiero morir yo junto a los privilegios que se me han concedido. En su lugar, que maten a este pobre loco, porque en este mundo no hay sitio para los justos.
DEFENSOR
  Los que se lavan las manos obligados por las adversidades de la vida, no pueden ser considerados culpables.
FISCAL
 Depende. Se ve a las muy claras, que su decisión de lavarse las manos fue  a favor de su propia barriga. Y eso no es muy ético ni muy buen ejemplo a seguir.
DEFENSOR
  Pilatos tuvo siempre la intensión de dejar libre a Jesús.
FISCAL
  El señor Pilatos, antes que todo es un político, y como todo político, anhela el disfrute de los placeres que otorga el poder. A causa de los políticos la vida en este mundo se ha convertido en un círculo vicioso. Pues de los políticos nacen el hambre, la guerra y la muerte.
DEFENSOR
 Sr. Juez, señores del jurado, no tengo más que decir en defensa del acusado. Y en caso de que mi representado sea declarado culpable, le recomiendo a esta corte hacerle también un juicio al jefe de los sacerdotes judíos, José Caifás. Pues aquí se observa que hay más de un culpable. Además, Jesús era el Mesías, y de su vida y final ya se había escrito desde hacía centenares de años atrás. Era lo que tenía que pasarle.
FISCAL
 Señores del jurado. Todo está bien claro. La última palabra la tenía Poncio Pilatos, y no sé de dónde sacó la idea de pedir un tobo de agua para lavarse las manos. Creo en verdad que los romanos han sido bastante creativos, y debido a su inteligencia natural quisieron hacerse dueños de todo el mundo. Tal vez si en aquellos días hubiera existido el teléfono celular, el Emperador de Roma hubiera decidido por el destino de Jesús, pero aquellos eran otros tiempos.
JUEZ
   ¿Tiene el acusado algunas palabras qué decir?
PILATOS
   Insisto en que soy inocente. Bastaba con mirar la presencia de Jesús para intuir que ese hombre era un mensajero directo de Dios. Su aura era especial, e  insistí a los líderes judíos sobre su inocencia. Sí, es cierto también que, ante todo, yo era político y militar, un calculador constante, buscando el modo de superar los líos con las mentes de otros. Pero en lo que menos he estado de acuerdo es con una oración creada por la Iglesia Católica (otro nido de políticos-sacerdotes iguales a José Caifás de hipócritas), esa oración se llama “El Credo”. Por favor, alguien aquí que rece esta oración hasta donde se me nombra de forma impune.
FIDEL CASTRO
(Se pone de pie)
  Ave María, caballeros. Yo me sé bien El Credo, ya que estudié en una escuela católica donde nos hacían rezar el santo Rosario todos los días. Ahí les va: “Creo en Dios Padre, Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único hijo, quien fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa María virgen. Padeció bajo el poder de Poncio Pilatos…”
PILATOS
  ¿Lo han escuchado? Se me apunta como si yo fuera el gran responsable de la muerte de Jesús. Les sugiero a las autoridades del Vaticano que en esa oración cambien mi nombre por el de Caifás, pero que no metan allí la palabra “judíos” por ningún lado, ya que entonces van a quedar mal parados como promotores del antisemitismo.
JUEZ
   Cerrada la discusión del caso. Se les agradece a los señores del jurado se retiren al salón trasero para que deliberen y tomen una decisión al respecto. (Los del jurado se retiran).


ACTO II
Los miembros del jurado hacen entrada y toman sus asientos nuevamente.
JUEZ
  Se le agradece al Sr. Presidente del Jurado ponerse de pie para indicarnos cuál fue la decisión tomada. Adelante.
HITLER
  Sr. Juez, ciudadanos presentes, la decisión del jurado ha sido: Lavarnos las manos ante toda esta confusa situación. (Alguien se acerca con un tobo y una toalla y los jurados se van lavando las manos de uno a uno).
JUEZ
 Luego de la extraña decisión de los miembros del jurado, el juez de esta corte, por quedar totalmente confundido, le sugiere al acusado acudir a otra instancia, como a la Comisión Internacional de los Derechos Humanos, para que por lo menos le hagan borrar su nombre de “El Credo”. Si no, también puede demandar al Vaticano por incurrir en el delito de daños y perjuicios por difamación a lo largo de 2000 años. ¡Caso cerrado! (Golpea con el martillo la mesa).
PERIODISTA
(Con micrófono en mano y un camarógrafo al frente)
 Buenos días. Nos encontramos en el Palacio de la Injusticia, reportando para OjopelaoTV el juicio a Poncio Pilatos. El jurado ha decidido lavarse las manos ante este caso tan difícil, y según el desarrollo de las discusiones entre el fiscal y el abogado defensor, el asesinato de Cristo tiene más de un culpable; y, al contrario de lo que se supone, uno de los menos culpables es el mismo Poncio Pilatos, quien a lo último protestó por la injusta difamación que le han hecho los católicos a lo largo de 2000 años, colocando su nombre en la oración de El Credo. Se espera además la apertura de un juicio a otro de los responsables directos del asesinato de Cristo. Les informó, a través de OjopelaoTV, Diego de La Vega. Adelante, estudios.



ACTO III
JUEZ
  Señoras y señores, muy buenos días. Nos hemos reunido en el día de hoy para juzgar públicamente al Sr. José Caifás, exjefe de los sacerdotes del templo de Yavéh, ubicado en Jerusalén, capital de la provincia de Judea, país destinado por la Providencia a tener una guerra detrás de otra con sus vecinos. Tiene la palabra el Sr. Fiscal.
FISCAL
    Muy buenos días. Al Sr. Caifás se le acusa por la muerte de Jesús de Nazareth, con la modalidad de homicidio en primer grado; es decir, donde el victimario ha tenido todas las ventajas, la premeditación y alevosía para causar la muerte. Jesús, descendiente del linaje del rey David, fue secuestrado, torturado y crucificado vilmente sin haber cometido delito alguno. A Jesús se le acusó por cosas que ni siquiera ofendían a las autoridades romanas que sitiaban aquella región, pero que en realidad despertaban el celo y el odio en quienes administraban el templo, porque, a fin de cuentas, los líderes religiosos no son más que otros políticos hipócritas. Señor Caifás, ¿cómo se declara usted ante tan injusto acontecimiento, culpable o inocente?
CAIFÁS
   Soy inocente.
FISCAL
(Con ironía)
 Ja ja ja. Ay, sí. Qué carita de inocentón tiene este muchacho.
DEFENSOR
  Protesto Sr. Juez. Exijo respeto a mi cliente.
JUEZ
  Sr. Fiscal, sea más discreto en sus comentarios.
FISCAL
  Señores presentes, señores del jurado, vean con cuidado a este tipo, más que sacerdote, con esa chiva que se gasta parece más bien un náufrago. Vean esa luz extraña en sus ojos. Parece la mirada de un águila arpía. No puede haber un mayor culpable que este ante la muerte de Jesús. El Credo apunta a Pilatos. Otros dirán que los culpables fueron los esbirros romanos quienes supuestamente vivían drogados (y entre paréntesis, creo que a Mel Gibson se le fue la mano en su película ante la exagerada paliza que se le pintó al Mesías. A alguien le dan una golpiza así y lo tienen que llevar directo al cementerio). Para seguir, los centuriones eran también unos verdaderos malandros tarifados por el tan cacareado gran Imperio Romano. Y habrá quienes digan que el culpable era el que estaba allá en Roma, mandando en medio de orgías y de cualesquier aberración humana. Pero no, señores. Tuve anteriormente ante mis ojos, sentado allí, en la silla de los acusados, al mismo Poncio Pilatos, pero ahora, con la pinta que le veo a este señor, me convenzo plenamente que en este caso no hay que repartir las culpas.
DEFENSOR
  Mi cliente no es culpable. Culpable fue todo el lote de sacerdotes y ancianos miembros del Sanedrín. Culpables fueron los apóstoles. ¿Dónde se hallaban en el momento que se escogía entre Jesús y Barrabás? Culpable también fue el pueblo, un pueblo que se dejaba manejar por los que estudiaban las antiguas escrituras.
FISCAL
   Muy cierto: Un pueblo que cayó en el error de darle libertad a un matón. Un pueblo gravemente amnésico que no se acordó que en días recientes gracias a Jesús todos los enfermos se curaban, los ciegos de nacimiento veían, los locos se volvían cuerdos, los sordos oían, los mudos hablaban. Las mujeres que estaban como Shakira: ciegas, sordas y tartamudas, volvían a la normalidad. Muchas veces los pueblos actúan como rebaños de borregos. Y ahí está el detalle: Los sacerdotes, principalmente José Caifás, gritaron a la poblada: “¡Que liberen a Barrabás!”
DEFENSOR
  Jesús desafió el reinado del César diciéndoles en la cara a los sacerdotes que él era el rey de los judíos.
FISCAL
  Y de eso se agarraron los sacerdotes para acribillarlo, porque, más que un desafío al César, Cristo era una amenaza para los privilegios de la clase sacerdotal. El hombre era una piedra en el zapato para quienes vivían como reyes a costa de los diezmos del pueblo judío. Qué hipocresía la de estos avaros del templo. Sentenciaron a uno de sus hombres más buenos, a sabiendas de que su nación estaba sitiada por un imperio perverso y despiadado, contrario a las leyes de Dios.
DEFENSOR
  Creo que Jesús fue uno más de los culpables, porque sus palabras ofendieron a los grandes poderes de aquellos días. Es más, Jesús tuvo un comportamiento suicida, y habiendo sido el mejor de los oradores de la historia del mundo, se mantuvo callado a la hora de su juicio. No se defendió a sí mismo.
JUEZ
  Dejemos que el testigo tome la palabra.
FISCAL
  Disculpe, Sr. Juez, ¿a favor de quién viene este testigo?
JUEZ
 En realidad, no lo sé. Encárguese usted de interrogarlo.
FISCAL
Estimado Sr. ¿cómo se llama usted?
TESTIGO
  Nicodemo, hijo de Abdel, maestro del templo de Dios en Jerusalén.
FISCAL
  Ah, muy bien. Tenemos aquí a uno de los cómplices de la muerte de Cristo.
NICODEMO
  No, en realidad no.
FISCAL
  Explíquese.
NICODEMO
  Del lote de sacerdotes, escribas y ancianos del templo, fui uno de los dos que insistimos en la inocencia de Jesús. Pero no pudimos convencer a nadie más, ya que la autoridad del jefe de los sacerdotes se imponía. Éramos dos contra muchos. Caifás pagó 30 dólares a Judas, para que este indicara el paradero de Jesús. 30 dólares eran como 3 mil dólares de hoy en día. Vean ustedes hasta donde llega la maldad de la gente, sean sacerdotes, discípulos o lo que sea. Vean hasta donde llegan la envidia, la avaricia o el hambre por el dinero. Pude presenciar la ejecución de Jesús y convencerme seriamente que se trataba de El Mesías, y que todo lo que se había escrito acerca de él se había cumplido.
FISCAL
 Todo está claro. No fue el emperador Tiberio. No fue Pilatos. No fueron los malandros centuriones romanos. No fueron los amotinados de las calles en Venezuela. No fueron todos los sacerdotes. Fue esta sabandija (señalando a Caifás) que ustedes tienen al frente de sus ojos.
DEFENSOR
 Protesto Sr. Juez, el fiscal no debe utilizar términos tan denigrantes.
JUEZ
(Al Defensor)
  ¿Qué más puede usted decir a favor del acusado?
DEFENSOR
  Sospecho que Jesús fue una especie de Albert Einstein de la época, muy revolucionario en sus ideas. Sospecho que se echó a propósito la responsabilidad de asumir el papel de un supuesto Mesías, ya que era un agudo estudiante de las antiguas escrituras, y aprovechó el momento histórico.
FISCAL
  No lo veo así. Einstein y Bill Gates, revolucionarios de la ciencia y la técnica, jamás despertaron a los muertos de sus sueños eternos.
JUEZ
  ¿Tiene el acusado algunas palabras qué decir?
CAIFÁS
  Siempre seremos inocentes todos aquellos a quienes los pueblos nos entregan el poder. Los pueblos son los verdaderos culpables, ya que ellos ven a sus líderes como si fueran ellos mismos. Entonces, no es culpable el ciego, sino el que le da el garrote. Malagradecidos los que me hicieron caso, después que Jesús les curó de sus males, y prefirieron darle libertad a Barrabás. Juzguen a ese pueblo como estúpido y no a mí. Pero, en definitiva, es absurdo que se me declare responsable de la muerte de Jesús (a quien me importa un comino de si se trataba del Mesías o no), ya que, como muchos lo atestiguaron, dizque se levantó a los tres días de su lecho de muerte. Como buen saduceo, yo no creo en la resurrección de los muertos. Yo sospecho entonces que Jesús fue objeto de un ataque de catalepsia. Por mala leche, en aquellos días no se hacían exámenes forenses y se creyó que el hombre estaba muerto, cuando en verdad estaba desmayado con todas las funciones vitales disminuidas. Por lo tanto, si el hombre no murió no se puede hablar de homicidio, en su lugar podría hablarse de intento de homicidio, rapto y tortura. Por último, les agradezco a los católicos que en adelante no me vayan a mencionar a mí en ningún lugar del Santo Rosario.
JUEZ
  Se les agradece a los señores del jurado que, por favor, se retiren al salón trasero a deliberar sobre el caso.


ACTO IV
Los miembros del jurado hacen entrada al escenario del juicio.
JUEZ
  Se le agradece al presidente del jurado emitir el veredicto.
BATMAN
  Debido a que los miembros del jurado hemos encontrado a José Caifás más malvado y peligroso que los villanos de Ciudad Gótica, lo declaramos culpable por el cargo que se le acusa.
JUEZ
  La sentencia de esta corte, de acuerdo con todos los elementos aportados por la historia y sus testigos, es la siguiente: Se condena a José Caifás a ser colgado de los testículos, en un árbol de la plaza Bolívar de Caracas. Se le amarrará una cabuya en las bolas y se levantará por lo menos durante 20 minutos. Caso cerrado (Golpea la mesa con el martillo).
PERIODISTA
  Buenas tardes, señores televidentes. Se acaba de dar el veredicto en contra de José Caifás, acusado por homicidio en primer grado del Mesías, Jesús, el Mensajero de Dios. Al parecer, la sentencia por parte del juez es hasta cierto punto “suave”, en comparación a todas las maldades que fueron orquestadas por el condenado y que acabaron con la vida de un hombre manso y justo. La condena consiste apenas en que Caifás sea colgado de las pelotas, digo, de los testículos, en un árbol allá en la plaza Bolívar de Caracas. Me imagino que debe ser un castigo terriblemente doloroso para quien le toca vivirlo. Pero también es de imaginarse lo terrible que se debe sentir un ser humano cuando es clavado y levantado sobre unas tablas. Se puede concluir entonces que la justicia es ciega;  las que no son ciegas son las mentes de los jurados y de los jueces. Por lo tanto, el mundo desde que es mundo está completamente loco. Les informó para ustedes, a través de OjopelaoTV, Diego de la Vega. Adelante estudios.  

FIN



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