EL EXTRAÑO HURTO DE LA PANTY ROSADA
Escrito por: © Enrique Santiago
INTRODUCCIÓN
En las ciudades grandes de América
Latina, como es el caso de Venezuela, hay casas residenciales un tanto
distintas a las pensiones o casas de vecindad como las de la serie El Chavo.
Estas residencias suelen ser relativamente cómodas, no albergan familias, sino
más bien, a trabajadores e incluso estudiantes, gentes de clase media. La
presente historia se desarrolla en una casa de este tipo, por lo cual hay
distintos personajes envueltos en un problema poco transcendente como lo es el
extravío de algunas prendas de vestir casualmente todas rosadas. Sin embargo el
problema aparentemente sencillo parece estar conectado con un problema de mayor
magnitud. Los ambientes acá son dos: Primero, el del patio o pasillo de la
residencia, y segundo, hay una corta escena en la comandancia de policía.
LOS PERSONAJES
Pedro: Residente a quien se le perdió
una camisa rosada.
Juan: Residente.
Luis: Residente.
Ramón: Residente a quien le robaron
unos interiores (calzoncillos) rosados.
Luisa: Mujer joven de buena presencia
a quien le robaron unas panty, sinónimo de pantaleta de poquísima tela, también
se le conoce como bikini.
Encargado: Administrador o dueño de
la residencia.
Barrendera: Mujer mayor habituada a conversaciones
extrañas, siempre con una escoba en la mano.
Detective: Hombre de mediana edad,
agente de la policía.
Nerón: Residente aficionado a la vida
alegre.
Félix: Residente.
Inspector: Compañero de trabajo del
detective en la policía.
PRIMERA PARTE
PEDRO
Buenos días. ¿Quién de ustedes ha
visto mi camisa rosada?
JUAN
Yo no he visto nada.
PEDRO
¿Y los demás la habrán visto?
LUIS
Yo tampoco. Tan solo he visto camisas
verdes y azules.
PEDRO
Bueno. Iré a la policía a poner la
denuncia. Esa camisa me costó 10 dólares.
JUAN
¿No es mucho dinero? En vez de ir a
la policía deberías ir a tu trabajo. Por cada hora cobras 15 dólares. A la
policía podrías tardar unas 2 horas. Te va a salir más caro el empeñarte en
denunciar.
PEDRO
No es cuestión de dinero. Es cuestión
de principios. Mañana les pueden robar las cosas a ustedes. Denunciar implica
que las autoridades investiguen y apliquen las leyes. De esa manera la sociedad
podría funcionar de mejor manera, sin hurtos. Dejar el delito impune y silente
es permitir que siga en sus andanzas.
RAMÓN (entrando a la escena)
Se me desaparecieron unos interiores
que tenía secando en el patio.
PEDRO
¿Lo han visto? Se han desaparecido
unos interiores también. Me huele que por aquí ronda un ladrón de ropa.
RAMÓN
Sí. Se me desaparecieron mis
interiores rosados.
PEDRO
Ajá. Un ratero aficionado a la ropa
rosada. Sería evidente si se pusiera mi camisa. Y nada extraño sería que se
pusiera también los interiores rosados.
El problema sería: ¿quién le pone el cascabel al gato?
RAMÓN
Ay, Dios. Y pensar que esos eran mis
interiores favoritos.
PEDRO
Debemos denunciar estos robos en la
policía. Habrá quienes se pongan a reír a costa de estas denuncias, pero lo
peor es dejar las cosas así y que los hurtos se vuelvan una epidemia en este
lugar.
LUISA (entrando)
Buenos días, mis amigos.
TODOS (en coro)
Buenos días.
LUISA
¿Qué hay de nuevo?
RAMÓN
Como novedades, hay dos hurtos: a
Pedro una camisa y a mí unos interiores.
LUISA
Oh. Por casualidad a mí también me
robaron una panty.
PEDRO
Bueno, por acá nos hemos dado cuenta
que el ladronzuelo gusta de las prendas rosadas.
LUISA
Sí. Mi panty es rosada con
florecillas de encaje y con hilo dental.
LUIS
Ay, Luisa. No sabía que andabas tan
sexy por allá adentro.
LUISA
Ay, sí. Tengo derecho, ¿no? Además,
no sé por qué el hombre inventó ponerse tanto trapo encima.
PEDRO
Bueno, ya son tres hurtos: mi camisa,
los interiores de Ramón y la panty de Luisa. Es raro, el ladrón gusta del color
rosado, pero no discrimina entre ropa de hombre y de mujer. Parece ser un
hombre.
LUISA
Parece que es un gay.
LUIS
¿Hay algún gay en esta residencia?
EL ENCARGADO (entrando)
Buen día. ¿Cómo están todos?
PEDRO
Buenos días. (Al encargado). Quería reportarle
que están ocurriendo algunas desapariciones de prendas de vestir en esta
residencia.
BARRENDERA (Entrando)
Con permiso. Por si acaso, como yo
soy la encargada de la limpieza, yo no he visto nada de eso. Acá lo que siempre
encuentro es polvo. No sé de dónde sale tanto polvo. El polvo molesta. Y de
polvo está hecho el mundo. Dios dijo al hombre: “De polvo eres y en polvo te
convertirás”, Pero le faltó decir, a costa del polvo pasarás trabajo y dolores
de espalda y podrás tener problemas de salud como alergias que te taparán las
narices, te irritarán la garganta y te darán picazón en los oídos. Sí, hay toda
una serie de cosas ligadas al polvo, y una de ellas es que nos sirve a los
barrenderos para ganarnos el pan.
SEGUNDA PARTE
DETECTIVE
Señor encargado de la residencia, a
propósito de los hurtos recientes ocurridos en esta casa, ¿en qué parte se
hallaba usted el día sábado a las 9 de la mañana?
ENCARGADO
Aquí en mi trabajo, revisando la
plomería de la casa.
DETECTIVE
Por casualidad, cuando usted salió al
patio esa mañana, ¿no vio sobre el suelo unas pantaletas de esas que casi ni se
ven de color rosado?
ENCARGADO
No, señor. No vi las pantaletas.
DETECTIVE
¿No vio en el suelo del patio una
camisa y unos interiores ambos rosados?
ENCARGADO
No, tampoco.
DETECTIVE
Dígame, señor encargado, ¿sospecha
usted si alguno de los caballeros que habitan en esta casa residencial pueda
jugar para el otro equipo?
ENCARGADO
No entiendo su pregunta.
DETECTIVE
Bueno, ¿sabe usted si alguno de los
que vive aquí es marica?
ENCARGADO
No me parece. Todos tienen caras de
serios y formales. Aunque a veces esas cosas van en la intimidad de las
personas.
BARRENDERA (Entrando)
¿Maricas aquí? Generalmente los que
son así no suelen ser personas de mala fe. Los que son así nacen con
sentimientos. Bueno, es bastante anormal que un hombre esté amándose con otro
como si fueran hombre y mujer. Nunca hubiera imaginado algo así con mi difunto
marido. Era un macho cabrío. No sé por qué en este mundo las cosas se salen de
su camino normal, como si de un río se tratara. ¿Maricas aquí? No sé. Hay
caballeros bien parecidos. A veces suele ocurrir, pero ese no sería el
problema. El asunto es que cuando se meten con los bienes ajenos, la cosa se
asemeja a un corto circuito.
DETECTIVE
Una última pregunta, señor Encargado,
¿sospecha usted de alguna persona en particular que pueda andar con esta manía
de agarrar cosas ajenas?
ENCARGADO
No. No sé.
LUISA (entrando)
Hola, buenos días.
ENCARGADO
Buen día, Luisita. Este es un
detective que anda investigando los hurtos acaecidos en la residencia la semana
pasada.
DETECTIVE
Es un placer, señorita. Soy el
sargento Pelé del departamento de policía, oficina de rateros traperos.
LUISA (dándole la mano)
Mucho gusto, señor.
DETECTIVE
¿Me permite hacerle algunas
preguntas?
LUISA
No hay problema. Adelante.
DETECTIVE
¿Cuál es su color predilecto en la
ropa interior?
LUISA
Blanco.
DETECTIVE
¿Cree usted que en esta residencia
vive algún caballero que sea gay?
LUISA
No creo. Todos se ven normales.
ENCARGADO (al detective)
Sé que acá hay un residente dado a
las fiestas que a veces llega borracho. No sé si es que se echa a perder cuando
tiene unos tragos en la cabeza. Se llama Nerón.
DETECTIVE
Muy bien, muy bien. Habrá que
investigar a ese alegre caballero.
TERCERA PARTE
DETECTIVE
Estimado señor Nerón, ¿dónde se
hallaba usted la noche del día viernes?
NERÓN
Andaba de parranda en casa de mis
amigos. Nos reunimos cada dos semanas, bebemos, comemos y bailamos hasta el
amanecer.
DETECTIVE
¿Cuál es su color preferido?
NERÓN
El azul.
DETECTIVE
¿A qué se dedica?
NERÓN
Reparo computadoras.
DETECTIVE
Eso es rentable ¿no?
NERÓN
Ayuda a sobrevivir.
DETECTIVE
Gracias, señor Nerón. Que tenga buen
día.
BARRENDERA (entrando)
Señor detective.
DETECTIVE
Dígame usted, señora.
BARRENDERA
En la ciudad ocurren a veces
asesinatos que quedan sin descubrirse los autores de los crímenes. Veo que los
detectives van y vienen haciendo preguntas e indagando cosas, pero ¿por qué no
siempre llegan al llegadero? ¿Será que esto de los crímenes es algo así como la
naturaleza misma?
DETECTIVE
No le entiendo.
BARRENDERA
Las respuestas están más allá de los
primeros planos y no las podemos alcanzar. No hay pistas y todo nos puede
llevar a derroteros equivocados. Por ejemplo, ¿ha pensado usted alguna vez en
la inmortalidad del cangrejo?
DETECTIVE
¿Acaso los cangrejos no mueren?
BARRENDERA
No sé. Nunca he visto un cangrejo.
CUARTA PARTE
Están en el medio del escenario el encargado
y Félix. Hace entrada el detective.
DETECTIVE
Buenos días.
ENCARGADO
Sr. Pelé, este es otro de los
residentes.
FÉLIX
Félix Roa, para servirle.
DETECTIVE
Mucho gusto. ¿Sería tan amable en
responderme algunas preguntas, Sr. Roa?
FÉLIX
No hay problema
ENCARGADO
Con permiso (se retira).
DETECTIVE
Bien pueda.
FÉLIX
Usted dirá.
DETECTIVE
¿Es usted gay?
FÉLIX
No, señor. No lo soy.
DETECTIVE
Bueno, es que me interesa saber si
alguien de acá es o no es gay. Es por el asunto de robos de ropas rosadas.
FÉLIX
No soy gay ni tengo predilección por
la ropa rosada. Tampoco soy propenso a tomar para mí las cosas ajenas. Respeto
el mandamiento: “No robarás” y la palabra que dice: “Ganarás el pan con el
sudor de tu rostro hasta que vuelvas al polvo de la tierra”.
DETECTIVE
¿En qué parte se hallaba usted la tarde del
viernes?
FÉLIX
En mi lugar de trabajo.
DETECTIVE
¿Qué hace usted?
FÉLIX
Soy profesor de física.
BARRENDERA (entrando)
¿Física? Llevo largos años tratando
de discernir algunas afirmaciones de la Teoría de la Relatividad, pero no logro
comprender casi nada. ¿Qué vaina es esa de que el tiempo no existe? Dizque en
el universo todo es un permanente presente. Pero, si eso fuera así, yo no
estuviera vieja. Si mi edad se hubiera estancado a la edad de 20 años –cosa que
me hubiera gustado- hubiese sido un caso raro y estúpido. Es necesario
envejecer, es importante morirse, porque en verdad este mundo nos copa las
mentes y nos obstina.
DETECTIVE
Interesante, señor Roa. He terminado
con usted. Dispense haberle quitado parte de su tiempo.
FÉLIX
Fue un placer. Que tenga un buen día
(se retira).
DETECTIVE
Igualmente. Gracias.
ENCARGADO (entrando con un periódico
en la mano)
Señor Pelé, no sé si está enterado de
esta noticia: “Asesinado un hombre de un flechazo en el pecho. El cuerpo de la
víctima apareció en el jardín de la plaza el Burro de Chávez. Llevaba vestido solamente una camisa rosada y unos
calzoncillos y una panty también rosados”.
DETECTIVE
Muy interesante, señor Encargado. No
leí la prensa esta mañana y me vine directo a este lugar. ¿No tiene idea de
quién era esa persona?
ENCARGADO
Ni idea. No es de los que habitan
aquí. (Hace una pausa). ¡Oh, no! ¿Habrá
un asesino en esta casa de residentes?
BARRENDERA
¿Un asesino aquí? No creo. Tal vez se
trate de mí que me la paso matando las arañas y las cucarachas que se meten en
la casa. Pero si es de gente, no. Nunca he matado a persona alguna y espero no
llegar a eso. Es cierto que el mundo está lleno de maldad y a las personas nos
pica el instinto de la venganza. Pero, si estoy viva, es bueno que los demás
estén vivos. Yo con mis pecados y los demás con los suyos. Sí, yo también leí
la noticia, se echaron a un hombre de un flechazo en el mero pecho. En estos
tiempos de la tecnología de punta, cuando las balas llegan a donde se pone el
ojo, cuando existen helicópteros de juguete que matan a las personas, justo
ahora alguien escoge un método de matanza propio de la época del hombre de las
cavernas. Pero hoy en día la tecnología es tan refinada que disminuye el
remordimiento del que mata. La víctima no le ve la cara al victimario. El
asesino puede encontrarse a varios kilómetros detrás de un monitor moviendo una
palanquita de Nintendo, mientras que con la otra mano sostiene una bolsa de
cotufas. Vaya formas de matar a la gente. Y volviendo al punto, es curiosa la
muerte de este señor, especialmente por las ropas que llevaba encima. Bueno,
creo que le estoy invadiendo el campo de trabajo al señor detective. Pero es mi
forma de ser, no puedo evitarlo.
DETECTIVE
Tómelo con calma (Al encargado).
Déjeme averiguar en la comandancia sobre ese crimen. No diga nada. No encienda
las alarmas en este lugar, porque eso le puede dejar el negocio sin clientes.
Que no cunda el pánico.
ENCARGADO
Está bien. Mantendré la calma.
QUINTA PARTE
Oficina en la comandancia de la
policía.
DETECTIVE
Inspector Moret, ¿podría facilitarme
las marcas de la camisa, los calzoncillos y panty encontrados en el cuerpo de
la persona asesinada?
INSPECTOR
Seguro, sargento Pelé. Acá está
anotado en la carpeta: la camisa es marca Lois,
los calzoncillos son Versacce y las
pantys son marca Van Raalte.
DETECTIVE
Bueno, tendré que acudir a la
residencia de los hurtos traperos para ver si averiguo las marcas de las
prendas desaparecidas. ¿Cuál es su opinión sobre el móvil de este crimen,
inspector?
INSPECTOR
Me parece un crimen pasional, algo
así como una venganza. Da la impresión que es cosa de homosexuales. El tipo
tenía tatuado el rostro de un individuo. Ese rostro puede ser una pista para
hallar al asesino, aunque no es seguro.
DETECTIVE
¿Tomaron fotos del tatuaje?
INSPECTOR
Sí, claro que sí. Acá está una imagen
(le enseña un papel).
DETECTIVE (observando la imagen)
No se parece a ninguno de los de esa
residencia.
INSPECTOR
Si las prendas de vestir son las
mismas desaparecidas en esa casa de residentes, estaríamos encontrando una
pieza clave para el hallazgo del o de los culpables.
DETECTIVE
Trataré de comprobarlo.
BARRENDERA (entrando)
Buenos días.
DETECTIVE
¿Usted aquí también?
BARRENDERA
Salud, señor detective. Pues sí. Soy
contratista de limpieza. Hoy limpio aquí y mañana no sé dónde. ¿Cómo van los
casos?
DETECTIVE
Estamos trabajando en eso.
BARRENDERA
Interesante. En cambio mis casos son
fáciles y mecánicos. Paso la escoba primero. Después paso el coleto con un
desinfectante y por último aplico la cera. El tiempo de mi chamba varía de
acuerdo con el tamaño del inmueble. A diferencia de ustedes que pueden darle
vueltas a la cabeza años para encontrar a un culpable. No es tan fácil. No me
gustaría llevar a cabo trabajos como ese, porque muchas veces no encontraría
las metas señaladas. No deja de ser un buen ejercicio para el cerebro como para
contrarrestar el alzheimer. Pero, bueno. Dios nos ha mandado a cada cual según
las tareas que podemos y que hemos elegido realizar. Disculpen por distraerles,
señores. Creo que hoy puede ser un gran día.
SEXTA PARTE
En la residencia junto al encargado.
DETECTIVE
Me encuentro por acá en este sábado
temprano para ver si encuentro a las tres personas cuyas prendas de vestir
fueron robadas. Necesito hacerle unas preguntas sencillas.
ENCARGADO
Suelen levantarse a golpe de las 9 de
la mañana. Espérese unos minutos. Ya no tardan en salir.
PEDRO (entrando)
Buenos días, señor detective.
DETECTIVE
Buen día, señor Pedro. Solo quería
hacerle una pequeña pregunta: ¿Qué marca era su camisa rosada?
PEDRO
Mi camisa es marca Hung Tai. Pero ya apareció. Amaneció
colgando en la manilla de mi puerta en el día de ayer.
DETECTIVE
Ah, muy bien. Alguien devolvió lo que
se había llevado.
PEDRO
Sí. Y la regresaron bien, limpia y
planchada. Ya puede olvidarse de eso, señor detective.
DETECTIVE
Okey, okey. Muchas gracias.
PEDRO
Gracias a usted. Con permiso (se
retira).
RAMÓN (entrando)
Buenos días.
DETECTIVE
¿Cómo está?
RAMÓN
Bien gracias.
DETECTIVE
Necesito hacerle una pequeña
pregunta: ¿Qué marca eran sus calzoncillos robados?
RAMÓN
Son marca Ovejita. Por cierto que ayer aparecieron colgados en la manilla de
mi puerta.
DETECTIVE
Ah. Parece que hay alguien que toma
las cosas sin permiso y las devuelve en silencio, ¿no?
RAMÓN
Sí. Este mundo está lleno de personas
locas y mañosas. Eso de llevarse la ropa íntima de alguien y regresarla en
anonimato, eso no tiene ningún sentido.
LUISA (entrando)
Hola, buen día.
DETECTIVE
Buen día, señorita.
LUISA
Señor detective, mi hilo dental
apareció ayer. Alguien lo colgó en la manilla de mi puerta. Aunque creo que ya
no lo volveré a usar.
DETECTIVE
¿Por qué?
LUISA
Bueno, se trata de ropa íntima. No sé
si alguien se la puso. Aunque la hayan lavado con desinfectante, a una la mujer
le da grima ponerse prendas íntimas de otra fémina.
DETECTIVE
Ahí está el detalle. Las prendas han
sido devueltas, pero el delito, la falta no ha podido ser sancionada. El rollo
es: ¿Quién lo hizo?
LUISA
Ya no se moleste por este problema,
señor detective. Al fin y al cabo, son solo unas pantaletas insignificantes, y
afortunadamente no hay muertes en torno a estos hurtos.
DETECTIVE
Una última preguntita, señorita: ¿Qué
marca era su prenda?
LUISA
Es una marca china, creo que es Chung Hong o algo así. Si quiere voy adentro
y se la traigo.
DETECTIVE
Muy bien. Vaya y las trae, por favor.
LUISA (regresando con la panty en las
manos)
Vea usted, señor detective. Aquí
está. Lea la marca en la etiqueta.
DETECTIVE (tomando la panty en sus
manos y observándola)
¿Y esto es una panty?
LUISA
Claro.
DETECTIVE
Es una rara prenda de fabricación
china. Gracias por la información (devolviendo la prenda).
RAMÓN (en coro con Luisa)
Con permiso (se retiran).
DETECTIVE
Adelante, gracias. (Pausa). Por poco
creí que iba a ser la piedra angular en la solución de un crimen perverso. Y
sí, es cierto. El tipo asesinado llevaba prendas de vestir de marcas para
millonarios. Parece que el dinero y el glamour y las bajas pasiones están
envueltas en ese linchamiento. A estos de acá no les alcanzan las carteras para
eso. Me imaginé que iba a obtener un ascenso. Una mejora salarial para sacar a
crédito una moto, pero no fue así. Fue tan solo una simple casualidad. Lo único
placentero que tuve en este caso fue que imaginé a esa criatura vestida
únicamente con ese trapito rosado. Me parece que aún no soy un viejo decrépito.
Bueno. Ya me voy, creo que va a llover y no quiero que el agua de la calle
penetre por los huecos que ya se le han abierto a las suelas de mis zapatos.
(Se retira).
BARRENDERA (Entra a hablar sola)
Miren lo que dijo ese viejo verde.
Parece que sintió un calorcito por allá abajo de su ombligo. A veces a una le
da lástima con la gente. Su sueño es querer andar en moto. Ya no quiere andar
en los buses. Desea sentirse libre y correr como una liebre. Y a veces provoca
ser Dios para saciar los antojos de los demás. Dios suele darnos bastante muy a
pesar de todas las barbaridades que hacemos y pensamos. A mí los años me han golpeado
lo suficiente. Y pensar que años atrás era una bomba sensual como esa chica que
le usurparon las pantaletas. Muy a pesar de que nunca usé un bikini como ese,
yo viví un millón de “feroces” batallas en la cama con cada uno de los siete
maridos que tuve. Lo perfectamente curioso es que eso se le acaba a uno. Coño, qué crueldad, todo tiene su final.
FIN
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